La pregunta...


Sé que tienes a alguien a tu lado y en cierta forma me da miedo preguntar por él, que me mires a los ojos y con esa forma tuya tan sincera de decirme las cosas me hagas comprender que lo es todo para ti desde el primer día en que lo viste, desde que se conocieron y cruzaron palabras, un -hola- quizás, un -soy…- tal vez, comenzando una historia en la que yo sólo sería un espectador de un cuento que por mi jamás quisiera leer, de esas historias que un conocido te relata una tarde en las que la tranquilidad posa tenue en una habitación y tú, platicando tranquilamente haces referencia a las historias inconclusas que se perdieron en las ciudades, en el bosque y que sólo pueden ser contadas por las hojas de los arboles que guardan las mismas con recelo ya que es lo único con lo que cuentan para acompañar su soledad, y en la ciudad por personas sabias que tienen mil historias tan bellas para unos cuantos, tan trágicas para otros, de oídos sordos para quien no quiera escucharlas, de oídos limpios de quien las escuche; de ahí es esa historia que no me atrevo a leer, que jamas me contaron y que no quisiera que lo hicieren, no por no desearte la felicidad y dedicarte mis mas sinceros anhelos para ese rumbo que emprendes junto a él, sino por el contrario, sabes que siempre te he deseado lo mejor, estando o no estando ahí tan presente en tu vida, sabes que aunque no fuera lo que yo quisiera, siempre te daría mi apoyo incondicional, pues tal vez para ti sea felicidad y eso es más que suficiente para mi; y sí… me da miedo preguntar por esa persona que tienes a tu lado y que al mirarte a los ojos vea en ellos reflejado una alegría y un amor tan inmensos y tan distintos a lo que yo jamas logre escribir en ellos. Temores fundados o infundados son los que me hacen reflexionar y pensar que tal vez aun existen cosas en mi interior que me aterra preguntar o saber de su existencia o verdad, como niño pequeño que empieza a conocer el mundo y realiza la interminable búsqueda del ¿Por qué?, así se siente, tener siente años y preguntarse a mi edad la misma pregunta retórica una y otra vez sin obtener respuesta alguna, no por que no sepa quien me pueda dar esas respuestas, sé bien quien me las puede dar, sólo… sólo creo que aun no estoy preparado para lo que intuyo desde ya hace tiempo, para preguntar por él, que tú sonrías al contestarme y me digas sin dudar que has encontrado al amor de tu vida y ese, no soy yo.


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